Hay un poema breve de Edgar Allan Poe, escrito en 1845, que no suele mencionarse entre sus textos más conocidos. Su título original es “To Frances S. Osgood” (A Frances S. Osgood) y está dedicado justamente a esta poetisa de la época. Más conocida como Fanny Osgood, se dice que mantuvo una relación platónica con Poe, admirándolo profundamente, intercambiando ardorosos poemas.


Poe no evitó hablar del amor, ni fue un escritor ajeno a las desdichas de la pasión. En sus textos más personales, las emociones no aparecen sino como algo inevitable.
La historia comenzó en febrero de 1845. Poe ofreció una conferencia en Nueva York, donde criticó con dureza a algunos colegas. Sólo pocas figuras de la literatura escaparon a su crítica feroz. Una de ellas fue Fanny. Poe habló de ella con respeto, incluso dijo que tenía por delante una carrera prometedora. Fanny no asistió a esa conferencia pero el comentario llegó a sus oídos y la sorprendió. Que Poe la señalara como una excepción no era un gesto menor.
En marzo de 1845, un mes después de la conferencia, Poe y Fanny Osgood se conocieron personalmente. Ella estaba casada. Poe aún vivía con Virginia Clemm, su esposa, cuya salud ya estaba muy deteriorada. Muchos creen que Poe sintió una atracción inmediata hacia Fanny, quizás porque se parecía mucho a Virginia, incluso en su fragilidad: Fanny también comenzaba a mostrar los primeros signos de tuberculosis.Así empezó una relación epistolar. Poe colaboró con la publicación de varios poemas de ella y Fanny, por su parte, lo incluyó en sus versos mediante alusiones cifradas.
Virginia, al parecer, no se opuso a esa cercanía. Poe estaba motivado, dejó el alcohol por un tiempo. Virginia, sabiendo de su estado crítico, deseaba que su esposo no quedara solo.
Pero había alguien más, Elizabeth F. Ellet. También poetisa, también interesada en Poe. Elizabeth comenzó a difundir rumores maliciosos sobre los encuentros entre Virginia, Fanny y Poe, a los que calificó de inadecuados. Incluso insinuó que el tercer hijo de Fanny no era de su marido, sino del fruto de su relación con Poe. No se sabe con precisión que pasó, hay algunas cartas, algunas suposiciones.
Lo que quedó de aquella historia fue el siguiente poema.
Thou wouldst be loved? - then let thy heart
From its present pathway part not!
Being everything which now thou art,
Be nothing which thou art not.
So with the world thy gentle ways,
Thy grace, thy more than beauty,
Shall be an endless theme of praise,
And love - a simple duty.
(¿Deseas que te amen? No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor… un sencillo deber.)
Edgar Allan Poe ocupa un lugar de honor como el maestro indiscutible del relato corto y el creador del relato psicológico. Su obra, impregnada del espíritu romántico, se nutre del género gótico, especialmente en sus cuentos fantásticos.
Su lectura es una experiencia fundamental, ya que su influencia en la literatura es muy profunda. Sus textos han inspirado a muchos escritores y artistas, entre los que destacan figuras como Charles Baudelaire y H. P. Lovecraft, quienes se han visto cautivados por el genio de Poe.
Poe es una de esas figuras enigmáticas fascinantes, de mente desdichada. Su obra es un laberinto macabro de luces y sombras. Su talento es una llama que arde con intensidad, iluminando los rincones de la condición humana. Es uno de esos autores que una vez que llegan a tu vida, sabes que nunca se van a ir. Al menos así lo tomé yo, cuando empecé a leerlo y aún me sigue interpelando.
Es por esta razón que estoy produciendo unos kits literarios inspirados en sus obras y en escritos de otros autores clásicos.